Felicitaciones Valeria por este nuevo logro, 21.130 mts en 1h 58 ' 57''
Viste que se puede, el martes te doy descanso, jaja
domingo, 28 de agosto de 2011
jueves, 25 de agosto de 2011
El sueño cumplido 2º parte.
2 de febrero de 2010. Por fin, llegó el día. Salí a las 19 de Retiro. La despedida fue breve pero sentida: dejaba a mi pequeña, mi hija, y sabía que la iba a extrañar mucho. Llegué a Mendoza a las 7:30 y luego de un breve desayuno fui al centro de la ciudad a terminar de hacer algunas compras y sacar el permiso de ascenso. Ese mediodía puse rumbo a la Ruta 7, directo a Penitentes. Me quedé en uno de los refugios de montaña y contrate una mula para que me llevara algo de material y comida.
3 de febrero. Salí temprano, en combi, junto a otras personas, hacia Horcones. Presenté el permiso de ascenso, me chequearon el material y en 3 horas estaba en Confluencia, armando mi carpa. Me hice los controles médicos y descansé, me iba a hacer falta.
Entrada al Parque Provincial Aconcagua.
5 de febrero. Hice la caminata hacia Plaza Francia, desde donde se ve la espectacular pared sur del Aconcagua. Para subir por ahí, o sos muy experto o sos suicida, ya que son muy comunes los desprendimientos de bloques de hielo y las avalanchas. Esa misma mañana regresé a Confluencia, con los primeros síntomas de MAM (Mal de alta montaña). Yo sentía dolor de cabeza y nuca, pero también son frecuentes mareos, vómitos, insomnio, falta de apetito y, en algunos casos más graves, edemas pulmonares o cerebrales.
Llegada a Confluencia.
6 de febrero. Salimos al campamento base, llamado Plaza de Mulas. Fue un viaje agotador de 8 horas. Llegamos y apenas pude armar la carpa y tomar una sopa antes de caer rendido a dormir.
Vista del Aconcagua desde el campamento Plaza de Mulas.
A la noche con la luna llena saliendo de la montaña.
7 de febrero. Me hice los estudios pertinentes con los médicos que están disponibles para atender cualquier dolencia de los montañistas y cuidarnos. Estaba todo bien y eso quería decir que ya podía subir a un campamento más. Empezaba el ascenso de verdad. Partí a los 5.000 metros, hacia el campamento de Plaza Canadá. Llegué con una leve nevada que a medida que armaba la carpa se iba acentuando. Una experiencia espectacular, además del paisaje que me rodeaba, fue poder habar con “Lito” Sánchez, una verdadera leyenda del Aconcagua. Charlamos como si estuviéramos en el balcón de un edificio… pero bastante más alto.
Camino hacia Plaza Canada.
Plaza Canada.
3 de febrero. Salí temprano, en combi, junto a otras personas, hacia Horcones. Presenté el permiso de ascenso, me chequearon el material y en 3 horas estaba en Confluencia, armando mi carpa. Me hice los controles médicos y descansé, me iba a hacer falta.
Entrada al Parque Provincial Aconcagua.
5 de febrero. Hice la caminata hacia Plaza Francia, desde donde se ve la espectacular pared sur del Aconcagua. Para subir por ahí, o sos muy experto o sos suicida, ya que son muy comunes los desprendimientos de bloques de hielo y las avalanchas. Esa misma mañana regresé a Confluencia, con los primeros síntomas de MAM (Mal de alta montaña). Yo sentía dolor de cabeza y nuca, pero también son frecuentes mareos, vómitos, insomnio, falta de apetito y, en algunos casos más graves, edemas pulmonares o cerebrales.
Llegada a Confluencia.
Campamento Confluencia.
Plaza Francia.(vista de la imponente pared sur.)
6 de febrero. Salimos al campamento base, llamado Plaza de Mulas. Fue un viaje agotador de 8 horas. Llegamos y apenas pude armar la carpa y tomar una sopa antes de caer rendido a dormir.
Vista del Aconcagua desde el campamento Plaza de Mulas.
A la noche con la luna llena saliendo de la montaña.
La nevada de la noche.
7 de febrero. Me hice los estudios pertinentes con los médicos que están disponibles para atender cualquier dolencia de los montañistas y cuidarnos. Estaba todo bien y eso quería decir que ya podía subir a un campamento más. Empezaba el ascenso de verdad. Partí a los 5.000 metros, hacia el campamento de Plaza Canadá. Llegué con una leve nevada que a medida que armaba la carpa se iba acentuando. Una experiencia espectacular, además del paisaje que me rodeaba, fue poder habar con “Lito” Sánchez, una verdadera leyenda del Aconcagua. Charlamos como si estuviéramos en el balcón de un edificio… pero bastante más alto.
Camino hacia Plaza Canada.
Plaza Canada.
lunes, 22 de agosto de 2011
domingo, 21 de agosto de 2011
10000 mts en el cenard
Hoy 10 45 hs, competimos con alexis en esa prueba.
Alexis Diel : 43'03 ''
Victor Rodriguez 41' 22''.
El dia acompaño realmente, el sol a pleno y poco viento.
Nos vemos en los 5000 del 25 de septiembre.
Alexis Diel : 43'03 ''
Victor Rodriguez 41' 22''.
El dia acompaño realmente, el sol a pleno y poco viento.
Nos vemos en los 5000 del 25 de septiembre.
martes, 16 de agosto de 2011
15 Km Laufen
Hernan 56' 35''
Jonatan 58' 42''
Carlos 1h01'02''
Victor 1h01'40''
Horacio 1h02'55''
Alexis 1h03'06''
Emilio 1h04'34''
Diego 1h18'46''
Gabriel 1h19'15''
Ignacio 1h25'39''
Femenino.
Coti 1h03'03''
Valeia 1h19'55''
miércoles, 10 de agosto de 2011
El sueño cumplido 1ª Parte.
Un sueño cumplido
Todo comenzó a mediados de la década del 90, cuando fui de vacaciones a Mendoza. Luego de recorrer esa hermosa ciudad, me adentre camino a las Altas Cumbres. A medida que subía me llamaba la atención como crecía y crecía la altura de esas impresionantes montañas, sus colores, y como iban transformándose a medida que el sol cambiaba de posición. Era algo único, que jamás había visto de esa forma. Impresionante. Yo, que nací en Uruguay, en medio de un paisaje privilegiado rodeado de tanto mar, que crecí en la zona de Punta del Este, quedé hipnotizado por ese paisaje desconocido. Sabía de qué se trataba, me lo imaginaba desde siempre. Pero era mucho mejor aún.
Con mi familia llegamos a Puente del Inca, tomamos unas fotos y me sugirieron que visitara Laguna de los Horcones. Cuando me acercaba, ahí estaba, el Aconcagua. En ese momento era impensado hacer cumbre, pero los minutos pasaron y algo en mi comenzó a palpitar. Les pregunté a unos chicos que pasaban por el costado de la laguna de dónde venían. “De hacer el intento de cumbre”, me dijeron. No lo habían logrado y me comentaron que si bien no era fácil tampoco era imposible. Estaban entusiasmados porque lo iban a volver a intentar la próxima temporada.
Ese día me prometí que lo iba a intentar. (Y también me empezaron a sonar en mi cabeza frases como “estás loco”, “te vas a morir”, “qué ganas de hacer esas cosas” y así).
Comencé con montañas no tan altas y distintos tipos de treckking hasta que en 2005 me propusieron ir al Tupungato, también en Mendoza. Ese fue mi primera escalada a 6000 metros. Una experiencia inolvidable para mí y Hérman mi compañero, que ya había subido al Aconcagua. Hérman aseguraba con la experiencia que ya tenía “El Centinela de Piedra” era posible.
Siguieron otras cimas: los volcanes Pissis, en La Rioja, e Incahuasi, en Catamarca, y el Nevado Ojos del Salado. Hasta que en 2009 me decidí por el “Techo de América”: los 6.962 metros del Aconcagua. En diciembre me dije “es ahora” y puse fecha de salida.
Algunas de las montañas previas al aconcagua :
Tupungato.
Primer campamento.
.
Cruce de Penitentes.
En el hito que nos separa de Chile .
Mitad de camino con el Tupungato al fondo.
Todo comenzó a mediados de la década del 90, cuando fui de vacaciones a Mendoza. Luego de recorrer esa hermosa ciudad, me adentre camino a las Altas Cumbres. A medida que subía me llamaba la atención como crecía y crecía la altura de esas impresionantes montañas, sus colores, y como iban transformándose a medida que el sol cambiaba de posición. Era algo único, que jamás había visto de esa forma. Impresionante. Yo, que nací en Uruguay, en medio de un paisaje privilegiado rodeado de tanto mar, que crecí en la zona de Punta del Este, quedé hipnotizado por ese paisaje desconocido. Sabía de qué se trataba, me lo imaginaba desde siempre. Pero era mucho mejor aún.
Con mi familia llegamos a Puente del Inca, tomamos unas fotos y me sugirieron que visitara Laguna de los Horcones. Cuando me acercaba, ahí estaba, el Aconcagua. En ese momento era impensado hacer cumbre, pero los minutos pasaron y algo en mi comenzó a palpitar. Les pregunté a unos chicos que pasaban por el costado de la laguna de dónde venían. “De hacer el intento de cumbre”, me dijeron. No lo habían logrado y me comentaron que si bien no era fácil tampoco era imposible. Estaban entusiasmados porque lo iban a volver a intentar la próxima temporada.
Ese día me prometí que lo iba a intentar. (Y también me empezaron a sonar en mi cabeza frases como “estás loco”, “te vas a morir”, “qué ganas de hacer esas cosas” y así).
Comencé con montañas no tan altas y distintos tipos de treckking hasta que en 2005 me propusieron ir al Tupungato, también en Mendoza. Ese fue mi primera escalada a 6000 metros. Una experiencia inolvidable para mí y Hérman mi compañero, que ya había subido al Aconcagua. Hérman aseguraba con la experiencia que ya tenía “El Centinela de Piedra” era posible.
Siguieron otras cimas: los volcanes Pissis, en La Rioja, e Incahuasi, en Catamarca, y el Nevado Ojos del Salado. Hasta que en 2009 me decidí por el “Techo de América”: los 6.962 metros del Aconcagua. En diciembre me dije “es ahora” y puse fecha de salida.
Algunas de las montañas previas al aconcagua :
Tupungato.
Primer campamento.
.
Cruce de Penitentes.
En el hito que nos separa de Chile .
Mitad de camino con el Tupungato al fondo.
Cumbre del Tupungato (6670 mts.)
Pissis.
Camino a la cumbre.
Cumbre Pissis (6882 mts)
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